Crónica de profundidad de la ONG Setem
Cerca de 25 millones de familias en los países del Sur viven del café y afrontan una grave crisis derivada de las bajas remuneraciones que reciben por el fruto de su trabajo. El precio de este producto, fijado en las bolsas internacionales de los países del Norte, ha caído un 70% desde 1997 y en el 2002 se llegó a los índices más bajos de los últimos 30 años.
Aunque en los últimos años la tendencia de los precios ha sido al alza, miles de campesinos se han visto obligados a sacrificar la educación de sus hijos o a prescindir de medicamentos y alimentos básicos que no pueden pagar.
Desacuerdos de la OIC
En el año 1989, los desacuerdos en el seno de la Organización Internacional del Café (OIC) acabaron con el sistema de cuotas anuales que, desde la década de los 60, regulaba la cantidad de café que los países productores podían exportar y permitía cierta estabilidad en los precios mundiales del café. Con la rotura de este mecanismo de control de oferta se inició una etapa donde el aumento de la producción mundial de café, el poco control en la calidad del café de exportación y el estancamiento en el consumo, entre otros factores, propició una espectacular caída de los precios del café.
La caída de los precios del café ha agravado la situación económica de estados como Uganda y Etiopía que dependen en gran medida de las exportaciones de café.
La crisis de Uganda
Uganda, uno de los principales proveedores del Estado español juntamente con Brasil y Vietnam, cultiva tradicionalmente café robusta. La entrada de divisas por su venta puede significar un 80% de los ingresos del país. Aunque tres cuartas partes de la población vive del café, los ingresos en divises se destinan a pagar la deuda externa.
Esta fuerte dependencia del exterior hace que la estabilidad económica y social de Uganda esté en manos del mercado internacional del café. Cuando el precio del producto baja, repercute poderosamente en la economía del país. Cada vez que se produce una disminución del precio del café, los campesinos y campesinas pasan hambre.